Hasta 2019, alrededor de 45 millones de personas en el mundo padecían este trastorno
La Secretaría de Salud (SESA) del estado de Querétaro se adhiere al Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se conmemora el 30 de marzo de cada año, se eligió esta fecha con motivo del natalicio de Vicent Van Gogh, famoso pintor diagnosticado de forma póstuma de padecer posiblemente este tipo de trastorno; La efeméride fue impulsada por la Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares (ISBD) en conjunto con la Red Asiática de Trastorno Bipolar (ANBD) y la Fundación Internacional Bipolar (IBPF), El objetivo es generar conciencia sobre este padecimiento y eliminar el estigma social.
Durante 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que alrededor de 45 millones de personas en el mundo padecían este trastorno. En nuestro país, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud Federal se estima que alrededor de uno y tres por ciento de la población tiene este trastorno mental, es decir cerca de tres millones de personas.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo (animostato). Se suele caracterizar por la alternancia de episodios maníacos (altos emocionales) y depresivos (bajos emocionales) separados por períodos de estado de ánimo normal. No obstante, la enfermedad también puede representar sólo episodios maníacos y no sufrir fases depresivas. Además de la fluctuación de estados de ánimo, también se presentan variaciones en el nivel de energía, de actividad y la concentración.
Cuando se hace presente el episodio de manía, la persona con trastorno bipolar manifiesta un estado de ánimo exaltado o irritable, hiperactividad, verborrea, autoestima elevada y una disminución de la necesidad de dormir. Este trastorno también se conoce como trastorno maniacodepresivo o depresión maníaca y se puede presentar de manera crónica o episódica, es decir, que ocurre ocasionalmente y a intervalos irregulares.
Los síntomas del trastorno bipolar dependen del episodio que se presente: maníaco-depresivo o mixto. Cada episodio ocasiona síntomas que duran entre una o dos semanas o más.
Síntomas del episodio maníaco: Sentirse muy optimista, animado, eufórico, o bien, extremadamente irritable o sensible; actuar y pensar más rápido de lo acostumbrado; no tener necesidad de dormir; hablar muy rápido sobre muchas cosas diferentes; tener un apetito excesivo por la comida, bebida, sexo u otras actividades placenteras; pensar que puede hacer muchas cosas a la vez sin cansarse y sentirse importante, talentoso o poderoso.
Síntomas del episodio depresivo: Sentirse decaído, triste o ansioso; más lento o inquieto; tener problemas para concentrarse o tomar decisiones; dificultad para conciliar el sueño, despertarse muy temprano o dormir demasiado; hablar despacio, sentir que no hay nada que decir u olvidar muchas cosas; perder el interés en casi todas las actividades, incapacidad para hacer hasta cosas sencillas; sentirse sin esperanza o que no tiene valor y pensar o tratar de quitarse la vida (suicidio).
La Secretaría de Salud emite las siguientes recomendaciones:
- En caso de presentar algunos de los síntomas mencionados es importante acudir a recibir atención médica para una detección temprana y un tratamiento oportuno. Para más información acude al centro de salud.
- En el caso de tener ya un esquema de tratamiento, seguir indicaciones médicas con relación a la ingesta de medicamentos, ya que es la mejor forma de evitar recaídas. El abandono repentino de la medicación, así como tomarla sin control médico, supone un alto riesgo de recaída de forma inmediata.
- Prestar atención al sueño y evitar tanto el exceso como el déficit, respetando el ciclo natural del día para la actividad y de la noche para el descanso.
- Adoptar hábitos de sueño, actividad y alimentación regulares, ya que la disciplina disminuye la vulnerabilidad a las recaídas. La estabilidad proporciona generalmente mayor equilibrio.
- Evitar o reducir al máximo las fuentes de tensión o de estrés, para lo que es necesario dosificar las tareas y ocupaciones y relativizar los problemas.
- Adquirir la habilidad necesaria para evitar los enfados y eludir conflictos, discusiones y polémicas, tratando de enfocar con calma y sin dramatismo las situaciones difíciles.
- Practicar ejercicio moderado, procurando no rebasar el umbral de fatiga; el paciente debe intentar estar en contacto con la naturaleza con la mayor frecuencia posible.
- Evitar los regímenes alimenticios estrictos y pasar hambre, ya que así se incrementa la ansiedad, predisponiendo al paciente a recaídas.