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OPINIÓN: Synóptika «Huracán de estrellas»

In Opinión
noviembre 15, 2022

Por Andrés Marguti


Han transcurrido siete años desde que el huracán Patricia rompió todos los registros en cuanto a tamaño y potencia, teniendo que agregar un plus a la categoría 5 que ya ostentaba. De esta forma, se convirtió en el más grande y potente de todos los que se tengan registrados, con vientos que superaron los 350 km por hora. El fenómeno natural llegó a medir hasta 2,000 km de diámetro en su parte más amplia, por lo que es fácil darnos cuenta del tremendo poder que manifestaba. Un remolino gigantesco de agua y viento que nos hace recordar la imponente fuerza de la naturaleza.

Los huracanes o tifones, son fenómenos meteorológicos que despliegan una fuerza y poderío descomunal. Sin embargo, tales atributos tienen su origen en la superficie de tranquilas y cálidas aguas tropicales.
En ciertas épocas del año, la intensa radiación solar provoca un aumento de la temperatura del agua, llevándola hasta los 26° C, lo que provoca que se evapore con rapidez y este vapor empiece a ascender y a crecer, formando inmensas nubes. Mientras más grande se hace el cúmulo de nubes, mayor energía potencial empieza a adquirir, hasta que toda esa pesada agua condensada, se precipita en las llamadas depresiones o tormentas tropicales.

Foto del huracán Patricia a punto de golpear
el litoral del Pacífico mexicano, en octubre de 2015


Al mismo tiempo, grandes cantidades de aire caliente y vapor de agua continúan ascendiendo cada vez más alto, produciendo vientos verticales muy fuertes que elevan estas nuevas y enormes nubes hasta más de 15 km de altura. La tormenta va creciendo rápidamente, y el efecto de rotación de la Tierra, va obligándola a girar, convirtiéndose todo en un gigantesco remolino que forma un gran ojo. Este ojo, es un canal de baja presión, qué como un inmenso tubo, absorbe aire caliente y lo expulsa por arriba, lo que lo enfría, haciendo que baje rápidamente al nivel del mar buscando elevar su temperatura, y repetir el proceso. En pocos días, su rugido y potencia comienzan a manifestarse.

Un huracán de estrellas

Pero si un huracán es inmenso y potente a nivel terrestre, imaginemos lo que representa uno un nivel galáctico.
Existen otros huracanes inmensos en la naturaleza qué, para una mejor comprensión, deberíamos de no utilizar el termino inmenso, sino idear un nuevo concepto para describir su inconmensurable tamaño, como por ejemplo el de galaxias espirales. Estas operan bajo las mismas leyes físicas y cuánticas que nos permite ver como el agua del lavabo se va por el orificio con un movimiento espiral, o el que hace que los planetas giren alrededor de las estrellas o simplemente admirar a los huracanes golpear con todo su poder.

La galaxia espiral M35 mide 130 mil años luz de diámetro. Y pesar de la inconmensurable diferencia en tamaño, el parecido en sus formas con los huracanes terrestres, es notable.Las galaxias espirales son especies de platos giratorios con abultamiento central, hechas en promedio de 400 mil millones de estrellas cada una. Pueden existir en el universo conocido al menos unos 75 mil millones de galaxias, de las cuales el 80% son galaxias espirales.

Galaxia en espiral


Sus diámetros no bajan en promedio de 120 mil años luz, desplegando sus magníficos brazos espirales, que giran alrededor del centro galáctico, una vez cada 200 millones de años en promedio. Nuestro sol, y el sistema solar junto con él, ya ha completado quizá ya unas 25 vueltas al centro de nuestra galaxia.
Las estrellas cercanas a este punto central, giran más rápidamente que las que se encuentran más alejadas de él y pueden entrar y salir de los diferentes brazos espirales cientos o quizá miles de veces durante su vida, visitando otras regiones galácticas.


Observándolas de canto, apreciamos su banda central de gas y polvo, en medio de los dos hemisferios galácticos, que es materia prima para el nacimiento de nuevas estrellas, cuando se propician las condiciones adecuadas para que estas inmensas nubes se desestabilicen y den lugar al proceso de formación de las estrellas.


Las galaxias espirales, al igual que los huracanes, poseen un poderoso centro, y en el caso de ellas, corresponden a los agujeros negros. Hasta el momento, no se sabe con certeza que puede haber más allá del horizonte de sucesos que nos presenta un agujero negro. Lo que sí sabemos es que es un misterioso lugar, que literalmente traga con un enorme y magnifico poder, cantidades astronómicas de materia y energía, conectando con una dimensión del espacio tiempo totalmente desconocida hasta hoy.

En estos dos fenómenos de la naturaleza, podemos observar a pesar de la lógica diferencia en sus tamaños, la extraordinaria similitud de sus formas geométricas, no así en sus respectivos ojos. En él huracán terrenal, sabemos en todo momento donde está la energía y la materia que su ojo recicla, pero en el huracán galáctico, su ojo funciona de manera totalmente distinta. Aquí, nuevas dimensiones ocultas en el universo podrían manifestarse, porque la materia engullida literalmente desaparece de nuestra visión hacia una región no conocida.


Sin embargo, los huracanes y las galaxias espirales son un buen ejemplo para contemplar la perfección de la realidad, ya que podemos observar que lo terrenal y lo magnánimo coexisten bajo las mismas leyes de la creación, llenas de magia, exactitud y misterio.

Y el viaje continúa…