Por Carlos Aguilar
Cerca de 4 mil personas participaron en este acto
Cristo murió a las 3 de la tarde en el denominado Viernes Santo. Todos sabemos que el tradicional viacrucis recrea cada una de las etapas por las que pasó después de ser condenado.
La muerte de Cristo en la Cruz es un momento icónico en la religión cristina, lleno de dolor y simbolismo. Los creyentes, saben que ahora es tiempo de vivir el luto y hacer la penitencia, como una prueba de fe hacia el redentor; es tiempo de dar paso a una tradición que se ha mantenido viva por más de 53 años en nuestro estado: la Procesión del Silencio.
Tras dos años de no realizarse, Querétaro demostró ser una tierra que se distingue por sus tradiciones religiosas vivas, lugar en donde se asoma la devoción y la religiosidad de sus fiestas y tradiciones.
La Procesión del Silencio es una manifestación de fe que invade las calles del centro y coloca el patrimonio intangible y cultural en un alto nivel de admiración de queretanos y visitantes de todas partes de México y el mundo.
Pasos silenciosos
El olor a copal se mezclaba entre los miles de visitantes que esperaban ansiosos el inicio de la Procesión, las calle aledañas al Templo de la Santa Cruz enmudecieron y por un momento todo quedo en un silencio absoluto.
A las 6 de la tarde, los participantes partieron del este siempre hermoso recinto, en cuya fachada ondeaban banderas de color morado y blanco. Durante casi tres horas, el contingente caminó por distintas calles del centro.
Las 24 hermandades de penitencia (cofradía) que participan comenzaron a caminar una a una con túnicas que las identifican, desde las negras, blancas, verdes y azules, hasta grises, rojas, moradas, guindas y vino. Todos ellos cargando cruces de madera (del mezquite que pesan en promedio 70 kilos, aunque hay algunas que superan los 100 kilogramos). Asimismo, atadas a sus pies, arrastran cadenas que resuenan durante todo el trayecto.
Tradición que no muere
Esta caminata simboliza el dolor y sufrimiento que Jesús vivió mientras se encaminaba a su crucifixión, ese es el objetivo de esta tradición, que la gente no piense que la Semana Santa es sinónimo de vacaciones, sino de empatía con el dolor de Cristo.
Siete de la noche: una hora después de haber comenzado el acto, la gente permanece expectante, pues los participantes con sus túnicas continúan saliendo del Templo de la Santa Cruz, lo cual mantiene viva la atención no sólo de los numerosos extranjeros que observan impávidos lo acontecido, sino también de los queretanos presentes.
Así, con el reloj casi marcando las 9 de la noche, la tradicional procesión llega a su fin, y con ella prácticamente también las festividades religiosas de Semana Santa en el estado.